La mal llamada Inmersión Lingüística en realidad es un «sistema en el que la lengua catalana (podría ser vasca, valenciana o gallega) es utilizada como herramienta de dominación y control por parte de una minoría que, además de ejercer el poder político y económico sobre la mayoría abortan su capacidad de expresarse y su derecho a sentirse escuchados como ciudadanos, cuanto menos, una falacia.» A este sistema deshumanizado, se le da una vuelta de tuerca más con «las aulas de acogida exprés» que Berta Romera nos explica con detalle. Una nueva discriminación salvaje, un nueva vuelta de tuerca a un sistema injusto e inconstitucional, que además no funciona.

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